Una vez pasado
el paro en el que nos vimos envueltos
como facultad por decisión estudiantil , supusimos que tendríamos que
terminar el ciclo que habíamos empezado hace varias, las clases de drama. En esta
oportunidad nos tocaba al último grupo, todos aquellos que no habían presentado
las clases anteriores.
La indicación dada hace varias semanas atrás fue la siguiente “Tienen que traer una foto, tomada por ustedes, de la persona que más quieran” y yo enseguida no supe que hacer.
La indicación dada hace varias semanas atrás fue la siguiente “Tienen que traer una foto, tomada por ustedes, de la persona que más quieran” y yo enseguida no supe que hacer.
Llegado el día de la clase ya había decidido que persona llevar, no era la persona que más quería debido a que no puedo hacer un ranking de personas, pero si era muy importante. Se nos indicó que debíamos llevar la foto de manera digital, para poder proyectarla y que todos la vieran sin impedimento y además la foto impresa que incluso una vez ya terminada la clase supe muy bien para qué. Así que estábamos todos con nuestras fotitos impresas en nuestras manos expectantes a que la clase se iniciara, mientras todo se preparaba se producían algunas conversaciones nerviosas con las preguntas acordes al contexto ¿y a quién trajiste tú?¿ Y qué vas a decir?.
Una vez listas las fotos para proyectarse nos
juntaron a todos al centro, nos dieron las indicaciones de que las fotos iban a
ir saliendo al azar y que cuando vieras que era la tuya debías salir adelante a hablar de tu
persona y así estábamos todos en un reducido rincón de la sala, esperando para
salir a hablar.
Si bien había pensado
todo lo que decir, lo tenía todo cuidadosamente redactado, me emocioné con el
relato de mi compañera que antecedió, por lo cual al momento de salir a hablar
de mi persona, no pude más y la emoción me embargó a mí y a mis ojos.
Decidí llevar
a mi hermano, porque si bien a mis primos los considero mis hermanos, él es el
único que tengo, así que conté un par de
anécdotas, intentando ser lo más breve posible ya que el profesor nos puso un
margen de habla de no más de 3 minutos, no me di cuenta y creo que los pasé ya
que cuando terminé más de algún compañero me dijo “hablaste caleta”.
El reducido
espacio en el que nos encontrábamos y su mala ubicación que no nos permitía ver
muy bien las fotos que nuestros compañeros habían tomado o elegido no fueron
impedimento para escuchar cada una de las historias que nuestros compañeros nos
contaban, un pedacito de su historia y por qué esta persona era tan importe
para ellos. Al igual que las otras clases se produjo un ambiente de mucho
respeto dentro de los compañeros espectadores, lo cual te hacía sentirte muy
cómodo al momento de salir a exponer y someterte a tal exposición sentimental.
La actividad me pareció al igual
que las otras un poco forzosa, claramente el apoyo y respeto de mis compañeros,
logró crear un ambiente más cálido y pertinente a la situación.
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