La semana anterior se nos pidió a todos venir a esta clase
con algún instrumento, no importaba si sabíamos tocarlo o no, lo importante era traer algo que
pudiera emitir algún tipo de sonido para así poder realizar la clase. El instrumento
que elegí para llevar fue la kalimba, ya que a pesar de que hay varios
instrumentos en mi casa, la verdad es que no sé tocar ninguno y además la mayoría
de ellos eran de gran tamaño y como me movilizo en metro en la mañana, en el
cual el movimiento es bastante restringido, preferí optar por algo más bien pequeño
y de agradable sonido.
Antes de iniciar a la clase se produjo el normal bullicio
producto de las ansias y el entusiasmo y también el tener al alcance de la mano
un elemento con que expresarlo. Llegada la docente llevadora de batuta nos
presentó algunas diapositivas sobre el concepto de creatividad y algunos trabajos
de expresión corporal y sonido; pasado esto iniciamos a lo que veníamos, el
sonido, la música y a veces el ruido! Se nos indicó que debíamos poner todos
nuestros instrumentos apilados al centro de la sala los contemplamos por un
momento y posteriormente iniciamos una caminata alrededor de estos, la cual se
hacía dificultosa por el tamaño de la sala y la gran cantidad de personas que
éramos.
La siguiente instrucción era tomar alguno de los instrumentos que se encontrara en el centro el cual llamara tu atención, naturalmente el tuyo no a pesar de que te llamara mucho la atención.
La siguiente instrucción era tomar alguno de los instrumentos que se encontrara en el centro el cual llamara tu atención, naturalmente el tuyo no a pesar de que te llamara mucho la atención.
Posteriormente la profesora proyectó colores y también
emociones, la indicación consistía en expresar a través de tu elección, en mi
caso el pandero, las emociones deletreadas
y lo que provocaban en ti los colores mostrados. Reacción continua a esto:
ruido, detestable ruido. No sé si realmente alguno
de mis compañeros pudo
expresar su sentir ya que todos estábamos más o menos distraídos entre las
risas nerviosas provocadas por la incomodidad del ambiente auditivo.
Pasado lo anterior, la profesora nos indicó que debíamos
separarnos según la naturaleza del instrumento, es decir cuerdas por un lado, percusión
por el otro, vientos por el otro y así… una vez agrupados los instrumentos se
procedería se separarse por un determinado tiempo, la tarea entregada por la
profesora consistía en crear una melodía que sonara más o menos armoniosa en un
determinado tiempo, una vez finalizado este, habría que exponer nuestra
creación frente a nuestros expectantes compañeros. Rápidamente salimos al patio
de nuestra escuelinda a cumplir con nuestra misión, con la energía que
caracteriza a los instrumentos que nos reunían,
los de percusión. Después de muchos intentos logramos crear una melodía
medianamente armoniosa denominada “El huevo manda”, interpretada por “Las
Maracas del callejón” por el lugar en que nos situamos a preparar nuestra pieza,
la cual presentamos a nuestros
compañeros y nos tocó también presenciar los trabajos de ellos. Ya casi finalizada
la clase la profesora no hizo definir esta en una sola palabra y aparecieron
palabras como Improvisación, coordinación, espontaneidad, entre otras.
A pesar de la aveces incomodidad en la que me vi, supongo que lo que se pretendía mostrar era la conexión entre la música y las emociones, la que si la trabajamos y llevamos a un nivel más intimo, puede traducirse en una musicoterapia efectiva.
A pesar de la aveces incomodidad en la que me vi, supongo que lo que se pretendía mostrar era la conexión entre la música y las emociones, la que si la trabajamos y llevamos a un nivel más intimo, puede traducirse en una musicoterapia efectiva.
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