Durante la semana la profesora nos envió un mail indicándonos
que para esta clase el curso debía dividirse en tres grupos, el primer grupo debía
llevar mucho diario (mucho, mucho) para así poder realizar la clase pertinente.
Todos llegamos a la clase sin saber que era lo que nos esperaba, ya que clases
anteriores sabíamos más o menos a lo que nos enfrentábamos, esta vez no teníamos
idea.
Una vez iniciada la clase se le indicó a aquellos 23 primeros compañeros en la lista sentarse en el suelo al
centro de la sala en círculo donde un cerro de diarios los esperaba. El resto
de nosotros, expectantes, estábamos sentados en un circulo mucho mayor pegado a
la pared en nuestras respectivas sillas
y efectivamente esa iba a ser el rol que debíamos cumplir en esa clase,
de espectadores.
Luego de una pequeña introducción por parte del profesor
Félix en la que se nos recalcó como en
el inicio del curso, que uno de los objetivos de este era el de
auto-conocimiento, porque no podíamos
brindar ayuda a personas, sin antes conocernos a nosotros mismos. Después de
esto llegamos al meollo del asunto, la actividad consistía en recrear solamente
con diario y scotch un objeto que
representara aquella persona que más había influido en cada una de sus vidas,
luego del silencio prolongado propio de un momento de reflexión, los chiquillos
se pusieron manos a la obra.
Creo que a pesar de que no todos éramos protagonistas de la
clase, todos o por lo menos la gran mayoría pensó en alguna persona y en que
objeto fabricarías si tuvieras qué hacerlo también, eso le comenzaba a dar un cierto grado personal a la clase.
A medida que iba pasando éramos testigos de los nacimientos
de las primeras creaciones y además de
la creatividad e ingenio de mis compañeros para poder fabricarlos con recursos más
bien limitados. Terminados los objetos se nos dio un tiempo para poder fotografiar
a nuestros compañeros, que orgullosos mostraban sus creaciones.
Una vez concluida la sesión fotográfica todos los
espectadores nos sentamos alrededor del círculo formado por los compañeros con
sus objetos, se apagó la luz y se bajaron las cortinas, para así crear un también
más íntimo. Ahora nuestros compañeros debían contarnos que era el objeto que
habían creado y contarnos un poco de la persona que habían elegido.
Si bien no voy a detallar nada de lo contado por mis
compañeros, creo que a pesar de que en un principio la actividad me pareció con
la intención de forzar a la exposición emocional, el ambiente que se fue
creando por parte de todos nosotros fue realmente único. El que nos permitieran
conocer un poquito de la historia de cada uno, que en el fondo va definiendo
quien se es como persona, fue realmente
emotivo y me dejó con corazón apachurrado con tanta mezcla de emociones, además
nos permitió conocer un poco más allá de lo que la rutina estudiantil permite. Agradezco
a todos mis compañeros que compartieron un poquito de su vida, por confiar en todos
nosotros.
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